El extrañamiento del mundo es un lugar que pensé para darse cuenta de que lo nuevo es inagotable, de que nunca se acaba. Que siempre hay algo más donde pensábamos que habíamos visto bien. Para darse cuenta de que siempre hay cosas de las que podemos darnos cuenta.
Eso es lo que espero que les pase a ustedes al leerlo, que es lo que me pasa a mí. A partir de una canción, de un comentario, de una anécdota, de una lectura o de un simple cambio en el aire me voy, me extraño a un lugar. Un lugar que no se puede explicar sino sólo vivir. Un lugar donde todo es lo mismo pero no es lo mismo, donde se te refunda la percepción. Un lugar donde puede parecer que no hay nada, pero del que yo me traigo algo, que son estas historias.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Dangerous

Es sumamente peligrosa. No tenés idea de a qué te exponés cuando te le acercás. Parece inocente, pero justamente es esa inocencia la que te engaña, y la que te hace caer en sus redes y convertirte en presa de su voluntad. Como aquella vez en la que me despertó en medio de la noche a los gritos, exigiéndome que saciara sus necesidades inmediatamente, y como tantas otras veces en las que tuve que salir corriendo a satisfacer sus caprichos. Con ese llanto entrecortado con el que no me dice nada pero que entiendo perfectamente.
En serio, cuidate. Yo ya no puedo hacer nada. No tengo más remedio que entregarle los mejores años de mi vida, hipnotizado por su encanto hasta el fin de mis días, viendo cómo se hace cada día más hermosa y yo envejezco más, forzado a ser testigo de cómo me va a dejar por otros miles de veces sin darme otra alternativa que quedarme junto a ella.
Hubo veces en las que pensé en escaparme y dejarla: en particular cuando me observaba con esa mirada tan demoledoramente irresistible que me hacía darme cuenta de que soy capaz de todo por ella. Huir. Huir y ser un nuevo hombre, sin ataduras, sin la necesidad de satisfacerla en todo, sin que tenga que ser el que ocupe el centro de su vida a pesar de todo.
Sin embargo, ¿cómo hacerlo? ¿Cómo podría olvidarla? ¿Cómo perder memoria de sus caricias, cómo no desesperarme por el sonido de su voz, cómo hacerlo sabiendo que me voy a consumir si paso un sólo día sin sus besos? Yo estoy perdido, no tengo solución alguna.
Pero a vos te lo advierto porque me parece que estás a tiempo. Me vas a decir que a veces me ves contento, sin duda, pero eso tiene su precio. El precio de lo irreversible. Yo ya ni te podría decir si vale la pena o no, sino que no tiene vuelta atrás.
Sin embargo, también te tenés que cuidar de mí. Porque así como te digo esto ahora, en cinco minutos puedo cambiar totalmente de opinión y volverme mi propia contradicción. Te puedo hablar de lo hermoso de tenerla, de cómo me enloquezco con estar sólo a unos centímetros, de cómo pierdo el control y siento que voy a explotar de felicidad cuando me sonríe y me toca. Pero es eso justamente. Sentir que voy a explotar. A veces no sé si me va a pasar de verdad y que me voy a incendiar enfrente suyo.
Por eso, cuidado que es peligrosa. Acordate, no te confíes, no le creas nada. Haceme caso, que si no no vas a volver de esa. Mirame a mí. Estupidizado, a sus pies, un perfecto idiota dispuesto a lo que sea. Y todo desde que me perdió su mirada desde detrás de su mamadera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario