El extrañamiento del mundo es un lugar que pensé para darse cuenta de que lo nuevo es inagotable, de que nunca se acaba. Que siempre hay algo más donde pensábamos que habíamos visto bien. Para darse cuenta de que siempre hay cosas de las que podemos darnos cuenta.
Eso es lo que espero que les pase a ustedes al leerlo, que es lo que me pasa a mí. A partir de una canción, de un comentario, de una anécdota, de una lectura o de un simple cambio en el aire me voy, me extraño a un lugar. Un lugar que no se puede explicar sino sólo vivir. Un lugar donde todo es lo mismo pero no es lo mismo, donde se te refunda la percepción. Un lugar donde puede parecer que no hay nada, pero del que yo me traigo algo, que son estas historias.

sábado, 24 de octubre de 2009

Yo sólo necesito amor


Kinski es mi actor favorito, sin lugar a dudas. No sé si tengo una cultura de cine lo suficientemente amplia como para hacer tal afirmación, y ni siquiera vi todas sus películas, pero me bastó Aguirre para saberlo.
Lo inusitado de ver a un alemán haciendo de español en la Amazonia peruana tiene lo suyo, pero creo que es la demencia que rezuma lo que más me atrae. Es como una especie de electricidad que emana, y como la electricidad misma, puede sentirse en la pantalla y llegarle a uno mismo. Ver a Kinski haciendo de Aguirre del modo como lo hace te hace sentir que otro mundo es posible, tal vez no mejor que éste, pero vamos si esa no es una experiencia intensa de todos modos.
Entre las otras cosas que hizo, Kinski dirigió su propia película (Paganini, olvidable para los entendidos, indispensable para los que lo admiramos) y escribió sus memorias, valientemente tituladas Yo sólo necesito amor, que no leí todavía, pero que está obviamente en los primeros lugares de mi lista de lecturas. Tal vez el porqué de semejante nombre se debe a que Kinski era un empedernido amante, un erotómano, a la constante búsqueda del amor, allá donde alguien le abriera las piernas.
Y, otra vez, qué genio. Como dije antes, al actuar Kinski me hace pensar que otros mundos son posibles, y con el título de su libro me hace pensar (o tal vez recordar) que yo también necesito amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario