El extrañamiento del mundo es un lugar que pensé para darse cuenta de que lo nuevo es inagotable, de que nunca se acaba. Que siempre hay algo más donde pensábamos que habíamos visto bien. Para darse cuenta de que siempre hay cosas de las que podemos darnos cuenta.
Eso es lo que espero que les pase a ustedes al leerlo, que es lo que me pasa a mí. A partir de una canción, de un comentario, de una anécdota, de una lectura o de un simple cambio en el aire me voy, me extraño a un lugar. Un lugar que no se puede explicar sino sólo vivir. Un lugar donde todo es lo mismo pero no es lo mismo, donde se te refunda la percepción. Un lugar donde puede parecer que no hay nada, pero del que yo me traigo algo, que son estas historias.

lunes, 23 de abril de 2012

Asíntota

Estiro el brazo ingenuo y nada.
'Nada' tiene cuatro letras y una sensación infinita
que llena de vacío un océano que de vacío queda repleto.

Así de inútiles y obcecados son los atisbos:
esperan tomarse de algo en una caricia al entorno,
la caricia evanescente de un agujero sin bordes.

No hay cese en la mirada de la mirada:
el azoramiento absorbe al azoramiento,
y el extrañamiento no se basta y se extraña más.

Nada. Estiro el brazo y me acerco:
pero no hago más que eso: me acerco.
Me acerco infinitamente, en el núcleo del dolor, y nunca llego.

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